Vladimir Putin firmó una ley que establece que solo los vinos espumantes de Rusia podrán denominarse con la palabra “champagne”.
De esta manera, el presidente de Rusia introdujo al “champagne” francés en la disputa comercial y cultural entre países del primer mundo al buscar proteger la soberanía nacional de la producción local de la bebida.
Respuesta de parte de Francia
Las casas francesas de la cuidad llamada Champagne pidieron ayuda diplomática ya que los productores franceses se benefician de la denominación. Les da el uso exclusivo de la palabra en los países que adhieren al Acuerdo de Lisboa sobre indicaciones geográficas distintivas.
Como Rusia no firmó este acuerdo, Vladimir Putin pudo prohibir el uso de la traducción rusa de champán – “Shampanskoe” – en las botellas importadas. Los productores franceses podrán seguir utilizando la palabra en francés, pero también tendrán que escribir “vino espumoso” en la parte posterior de las botellas.
Los productores, como reacción, pidieron “a los diplomáticos franceses y europeos que obtengan la modificación de esta ley inaceptable”, comunicó el Comité que agrupa a los viticultores y productores de la región de Champagne, en el noreste de Francia. Estos denunciaron la medida como “escandalosa” que “cuestiona más de 20 años de conversaciones bilaterales entre la Unión Europea y Rusia sobre la protección de las denominaciones de origen controlada”.
Cambio de etiquetas
Rusia, por su parte, ratificó la polémica ley que obliga a renunciar a esta denominación en ese país. “Esta historia de las denominaciones es muy vieja, es una historia que venía de los tiempos soviéticos. La ley ha sido aprobada, debe cumplirse”, declaró este lunes el portavoz de la Presidencia rusa, Dmitri Peskov.
Peskov señaló que “la vinicultura rusa es una rama de la economía que se desarrolla muy rápidamente y con mucha calidad, pese a la situación de crisis”.
“Es una rama compleja de la economía y no genera dinero rápido. El proceso empresarial es largo: es muy complejo desde el punto de vista tecnológico, toma mucho tiempo, y sin embargo, esta rama se desarrolla bien y claro está, debe ser y será apoyada por todas las vías”, afirmó.
Según estimaciones del Centro de Investigaciones de los Mercados Federal y Regionales de Productos Alcohólicos (TSIFRRA, por sus siglas en ruso), Rusia importa anualmente cerca de 50 millones de vinos espumosos y champañas, el 13 % de los cuales proceden de Francia.