Cada mayo se conmemora el mes de la celiaquía. Esta enfermedad autoinmune consiste en la intolerancia al gluten, una proteína que se encuentra en los alimentos que tienen trigo, avena, cebada o centeno (TACC). Los principales síntomas son diarrea crónica, pérdida de peso, desnutrición, anemia, aftas orales, osteoporosis y cansancio.
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El investigador de la Universidad Nacional de Quilmes, Darío Cabezas definió a la celiaquía “como una enteropatía gluten-dependiente, aunque actualmente es aceptada como un trastorno inflamatorio multiorgánico con importantes consecuencias negativas en la salud de los pacientes afectados”
Esta afección, que puede aparecer en cualquier momento de la vida, se detecta mediante análisis de sangre y se confirma con una endoscopía. Sin embargo, los familiares directos y las personas con enfermedades autoinmunes son considerados grupos de riesgo y deben realizarse los estudios correspondientes. Por ahora, el único tratamiento que existe es tener una dieta libre de gluten.
Tantos y tan poco diagnosticados
Con respecto a la población celíaca, no solo se debe a la proporción de personas genéticamente predispuestas y al porcentaje de consumo de trigo, avena, cebada o centeno, sino que también aparecen otros factores sociales, sanitarios y ambientales que en la actualidad se están investigando. Asimismo, pese a que aparece como una enfermedad propia de este tiempo, diferentes trabajos dan cuenta de su presencia ya en la antigüedad. “Desde antes de Cristo hay registros de que existían personas con síntomas similares a esta enfermedad”, cuenta Cabezas.
En relación al diagnóstico, Argentina y el mundo todavía tienen mucho por recorrer: Solo uno de cada ocho celíacos está diagnosticado. La pregunta que surge, en este sentido, es por qué hay tantas personas celíacas y tan pocas saben que portan la enfermedad. Así lo explica el científico del Laboratorio de Investigación en Funcionalidad y Tecnología de Alimentos (LIFTA) de la UNQ:
La enfermedad tiene diferentes presentaciones. La clásica es la gastrointestinal con diarreas, chicos cuya altura no está acorde a su edad, panzas abultadas, problemas gastrointestinales severos y vómitos”
No obstante, advierte Cabezas, “la mayoría de los celíacos tienen manifestaciones que son asintomáticas, entonces el daño comienza a ser visible con el tiempo mediante síntomas que pueden afectar al intestino, el corazón o el cerebro”. Las pérdidas de embarazo, las uñas secas y la caída del pelo también pueden ser señales de alerta.