JUJUY A DIARIO

¿Por qué comemos pan dulce en Navidad?

Circulan varias versiones sobre el origen del pan dulce. Aunque se sabe que los primeros en endulzar el pan fueron los romanos, cuenta una leyenda popular que el pan dulce propiamente dicho –también conocido como panettone o panetón– nació en la corte de Ludovico “Il Moro”, duque de Milán en 1450.

Se dice que Ludovico celebró la Navidad con una gran cena repleta de deliciosos platos acordes a su riqueza, pero a la hora de servir el postre, el cocinero se dio cuenta de que se había quemado. Afortunadamente, un lavaplatos llamado Toni había reutilizado las sobras de los ingredientes para amasar un pan de sello personal y le propuso al chef servirlo a los invitados para salir del paso. Era un bollo de masa con azúcar, nueces, frutas secas y abrillantadas.

El improvisado postre tuvo un éxito enorme. Al enterarse Ludovico que lo había preparado Toni, bautizó al panificado como “pan de Toni”; “Il pane di Toni”, en italiano, de cuya contracción surgió “Il panetón””.

En 1919, el empresario milanés Angelo Motta comenzó a venderlo en Italia, aunque Gino Alemagna, su competidor, también se adjudica la popularización del pan dulce en ese país. En Latinoamérica, esta tradición culinaria desembarcó con la llegada de los primeros inmigrantes italianos que cruzaron el Atlántico. Hoy forma parte indiscutible de la mesa navideña de Argentina, Brasil, Venezuela, Perú, Ecuador y Bolivia.

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