El final de Adolescencia que nunca viste: lo cambiaron horas antes del estreno

La escena más conmovedora de la miniserie británica fue reescrita a último momento. Un detalle íntimo y silencioso terminó diciendo mucho más que el guion original.

El final de Adolescencia dejó una marca profunda en quienes siguieron de cerca esta serie británica que rápidamente escaló al top de lo más visto en Netflix. Protagonizada por Owen Cooper y Stephen Graham, la historia gira en torno a un adolescente acusado de asesinato y las grietas familiares que el caso va profundizando. Pero lo que muy pocos sabían era que la escena que cerró la historia, aquella que muchos calificaron como “perfecta”, no fue la primera opción del equipo creativo.

El otro final que nunca vimos

Originalmente, el episodio final iba a mostrar a Eddie, el padre del protagonista, metiéndose en la cama de su hijo y arropándose con sus sábanas, en un intento desesperado por recuperar algo de ese vínculo roto. La escena fue escrita, ensayada y estuvo a punto de grabarse. Sin embargo, a poco del estreno, el director Philip Barantini decidió que esa imagen, aunque potente, era demasiado directa para lo que querían transmitir. Entonces, optó por un gesto más sutil, pero igual de desgarrador.

En la versión definitiva, Eddie abraza el peluche de su hijo en silencio. Ese simple acto, cargado de simbolismo, le dio a la historia un cierre más poético y emocionalmente contenido. “Es la única cosa que puede tocar de él”, explicó Barantini en una entrevista, destacando que ese objeto representaba el último vínculo físico con Jamie, ahora perdido entre rejas.

Un giro sensible que hizo historia

La decisión, que fue consensuada entre Barantini, Stephen Graham y el guionista Jack Thorne, terminó siendo uno de los grandes aciertos de la serie. El silencio, el gesto contenido y la interpretación de Graham hicieron que esa escena quedara grabada en la memoria del público. Una lección de narrativa emocional que demuestra cómo a veces, menos es más.

Lejos de ser una escena improvisada, el final que llegó a los espectadores fue el resultado de una búsqueda consciente de conexión genuina con la audiencia. En lugar de remarcar el dolor con crudeza, Adolescencia eligió hablar desde el amor persistente y el duelo silencioso, cerrando su historia con la fuerza de los pequeños gestos.