En un pintoresco balneario de Bélgica, cada año se celebra una competencia única que pone a prueba las habilidades vocales de sus participantes.
En el tranquilo balneario de De Panne, en Bélgica, cada año se lleva a cabo una competencia de lo más peculiar: un campeonato que premia a aquellos capaces de imitar con mayor precisión el graznido de una gaviota. Lejos de los típicos concursos deportivos, este evento atrae a participantes de toda Europa que buscan destacar en una disciplina tan excéntrica como creativa.
Un reto vocal que desafía a los imitadores
Aunque a simple vista puede parecer un desafío trivial, los competidores deben dominar las complejidades del sonido que emiten estas aves marinas. Las gaviotas no solo tienen un “grito” característico, sino una variedad de vocalizaciones que incluyen advertencias, llamadas de cortejo y hasta sonidos comunicativos entre madre e hija. Imitar todas estas facetas requiere de un entrenamiento auditivo profundo y una gran destreza vocal.
Niños prodigio y humor: la clave del éxito
Uno de los participantes más destacados de este año fue el pequeño Cooper Wallace, de solo nueve años, quien deslumbró al jurado con una imitación perfecta del sonido de la gaviota común. Cooper, quien bromea diciendo que fue “mordido” por una gaviota y desde entonces puede hablar su idioma, demuestra cómo una curiosidad aparentemente infantil puede transformarse en una habilidad sorprendente en un escenario tan peculiar.
Revalorizando a la gaviota: de villana a heroína
La competencia no solo busca premiar a los mejores imitadores, sino también cambiar la percepción de las gaviotas. Con frecuencia vistas como aves ruidosas y molestas, el campeonato invita a los participantes y al público a reconsiderar el papel vital que juegan en el ecosistema costero. Estas aves tienen habilidades impresionantes, como la capacidad de beber agua salada y volar en condiciones adversas, características que a menudo pasan desapercibidas.
Una tradición entre lo absurdo y lo educativo
Este peculiar evento se suma a una lista de competencias excéntricas celebradas en Europa, como las maratones en pantanos o carreras con obstáculos insólitos. Si bien estas celebraciones parecen solo una forma de diversión, en el fondo ofrecen una reflexión sobre cómo podemos redescubrir, con humor y empatía, los aspectos naturales y culturales que a menudo pasamos por alto. En este caso, las gaviotas, lejos de ser vistas como molestias, se convierten en protagonistas del patrimonio sonoro europeo.