Desde una historia de amor hasta noches en la puerta de una discoteca. El lado humano y terrenal de Jorge Bergoglio antes de consagrarse al Vaticano.
El mundo recuerda hoy al papa Francisco como un líder espiritual comprometido con los humildes, pero pocos conocen la historia del joven Jorge Mario Bergoglio antes de asumir los hábitos. Su paso por la vida estuvo marcado por trabajos insólitos, amores juveniles y una lucha interna entre la vocación religiosa y las pasiones del corazón.
En su biografía Vida, publicada en marzo de 2024, el propio Francisco relató con franqueza episodios de su juventud. Entre ellos, su “pequeño flechazo” durante el seminario con una chica argentina, a quien describió como “hermosa e inteligente”. También confesó haber tenido una novia en su adolescencia, una joven vinculada al mundo del cine que más tarde formó una familia. “Durante una semana tuve su imagen siempre en mi mente y me costaba orar”, recordó. Pero, como escribió con sencillez y convicción, “Dios venció”.
Más allá de los dilemas sentimentales, la vida de Bergoglio estuvo lejos del privilegio. Nacido en una familia trabajadora de Buenos Aires, asumió varios empleos para contribuir con el hogar. Fue limpiador de pisos, empleado de laboratorio químico, profesor de literatura y filosofía, e incluso portero de una discoteca en la noche porteña. Este último detalle, contado por el propio Francisco en una visita pastoral, sorprendió por la naturalidad con la que lo compartió.
Su formación académica también fue sólida: se licenció en Química antes de abrazar por completo el camino religioso. Esta mezcla de mundo académico, trabajo duro y vivencias mundanas forjaron la sensibilidad social que luego marcaría su papado, uno de los más cercanos a los sectores populares y a los conflictos del presente.
Hasta sus últimos días, Francisco mantuvo viva su pasión por el fútbol, en especial por San Lorenzo de Almagro. Con orgullo, lucía bufandas del club sobre su sotana blanca, desafiando la rigidez de los protocolos vaticanos. La historia de su vida es la de un hombre real que, antes de ser Papa, fue simplemente Jorge: trabajador, enamorado y creyente.