Ser influencer ya es carrera: ahora se estudia y paga en dólares

Lo que empezó como un hobby se convirtió en una profesión en auge. Hoy no solo rinde económicamente: también se estudia, se planifica y se perfecciona como una carrera con futuro.

Ser influencer ya no es solo cuestión de carisma y likes: ahora es también una salida laboral seria y, en muchos casos, muy rentable. Con apenas 10 mil seguidores en redes como Instagram, TikTok o YouTube, un creador de contenido puede llegar a cobrar desde 1.000 hasta 10.000 dólares por un posteo, dependiendo del engagement que logre. La clave está en algo que las empresas valoran más que nunca: la conexión real con la audiencia.

Esta creciente demanda de marcas por promocionar productos a través de influencers provocó un fenómeno inesperado: la profesionalización del rubro. Ya existen cursos y hasta carreras universitarias que preparan a futuros creadores de contenido en áreas como marketing digital, guión, producción audiovisual, manejo de cámaras y psicología del consumidor.

La Universidad Tecnológica del Sudeste en Irlanda, por ejemplo, lanzó una carrera de cuatro años con ese enfoque, y en Argentina, plataformas como Coderhouse reportan una alta demanda en sus cursos de oratoria y marketing digital.

“El influencer de hoy ya no es solo un referente: es una pequeña empresa multimedia”, explica Mariela Mociulsky, CEO de Trendsity. Los influencers no solo generan contenido, sino que aprenden a planificarlo, producirlo y distribuirlo en múltiples formatos, sin depender de medios tradicionales. Gracias a plataformas como YouTube, TikTok o Instagram, tienen control total sobre cómo y cuándo llegan a su audiencia, y eso los vuelve figuras clave en el nuevo ecosistema digital.

En este contexto, el sector crece a pasos agigantados. Según datos de Influencity, en América Latina hay más de 18 millones de influencers, siendo Argentina uno de los países con mayor proyección.

El boom es tal que ya hay un día para celebrarlos: cada 30 de noviembre se conmemora el Día del Influencer. Y aunque para muchos pueda parecer una moda pasajera, los números y la formación detrás de escena demuestran lo contrario.