La celebración de San Cayetano, patrono del pan y del trabajo, es una festividad muy arraigada en toda Argentina, con especial énfasis el 7 de agosto. Cada año, miles de fieles se congregan en diferentes ciudades para rendir homenaje a este santo, conocido por su compromiso con los pobres y los trabajadores. Su santuario principal, ubicado en el barrio porteño de Liniers, en Buenos Aires, es un epicentro de devoción donde se realizan misas, procesiones y pedidos por empleo y bienestar económico.
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En la provincia de Jujuy, la festividad toma un carácter particularmente especial, con celebraciones en varias localidades como Palpalá y Rinconadillas. En Palpalá, por ejemplo, las festividades comienzan días antes del 7 de agosto con novenas, misas y actos protocolares, culminando en una gran procesión y desfile cívico-militar que refleja la fe y la identidad local. La comunidad se une en un clima de fervor religioso y también de solidaridad, con actividades que incluyen bendiciones y apoyo a grupos vulnerables.
La celebración en Jujuy no solo es una manifestación religiosa, sino también cultural y social, implicando la participación activa de instituciones municipales, policiales y de salud para garantizar el orden y la seguridad durante las actividades. En Palpalá, la organización se encarga de la limpieza y la iluminación del recorrido, la regulación de puestos de comida y la ornamentación, todo ello para brindar un marco propicio a la devoción y al encuentro comunitario.
Finalmente, estas festividades en Jujuy mantienen viva la tradición vinculada a los valores de trabajo, esperanza y ayuda mutua que caracterizan a San Cayetano. La procesión y las misas no solo celebran su figura, sino que también reafirman el compromiso de la comunidad con el bienestar colectivo, destacando la importancia de la fe y la unión social en tiempos complejos. Esta festividad representa así un momento de renovación espiritual y cultural para toda la provincia.