El pasado 16 de diciembre fue el Día de la Declaración Internacional de la Creación de la Reserva de Bíósfera de las Yungas, un área protegida declarada a nivel internacional por la UNESCO en 2002, que es de suma importancia para la conservación de la biodiversidad y la promoción del desarrollo sustentable en nuestra provincia, el país y el mundo.
Un área
La Reserva de la Biósfera de las Yungas abarca una superficie de 1.350.000 hectáreas de las provincias de Salta y Jujuy, de las cuales unas 700.000 contienen bosques, 500.000 pastizales naturales y casi 2.000 constituyen parcelas agrícolas y barbechos de agricultura migratoria. La cuenca del río Bermejo tiene influencia en aproximadamente 200.000 hectáreas de tierras agrícolas ubicadas en zonas aledañas a la RBYUN.
De la superficie total, el 11% está representado por reservas legalmente constituidas (parques y reservas nacionales y provinciales), aproximadamente 140.000 hectáreas están bajo manejo tradicional de comunidades indígenas y el resto son propiedades privadas, que aprovechan la selva de Yungas.
Cuenta con cinco zonas núcleo: Parque Nacional Baritú, Reserva Nacional el Nogalar de los Toldos y el Parque Provincial Pintascayo en Salta, y Parque Nacional Calilegua y Parque Provincial Potrero de Yala en Jujuy, y conserva ecosistemas de Yungas y Altos Andes, distribuido entre Salta (70% de la superficie) y Jujuy (30%).
Esta área forma parte de la Red Mundial de Reservas de la Biósfera promovida por el Programa El Hombre y la Biosfera (MAB) de UNESCO, y es una de las 15 reservas distribuidas en nuestro país.
Los objetivos generales de la Reserva de la Biósfera de las Yungas son:
- Mejorar la calidad de vida humana de los pobladores en la región.
- Ampliar la participación de la sociedad en las decisiones sobre su propio ambiente y desarrollo.
- Proteger la vida y la diversidad biológica y cultural de la región de Yungas, teniendo por base un desarrollo sostenible.
- Contribuir a la integración de políticas municipales, provinciales y nacionales para la conservación y evolución de las Yungas, propiciando la articulación de planes de manejo y programas transfronterizos.
Su reconocimiento fortalece la voluntad de concretar un proyecto que tiene como objetivo fomentar una relación equilibrada entre la población y su entorno natural que permita satisfacer las necesidades humanas de las generaciones presentes y futuras a través del desarrollo económico, social y ecológicamente sostenible.