Laura LozanoUn terreno que alguna vez vibró con música, hoy es epicentro de una investigación policial que intriga al país.
La casa donde vivió Gustavo Cerati entre 2001 y 2003, en el barrio porteño de Coghlan, volvió a ser noticia esta semana, aunque por un motivo muy distinto a la música. Durante la demolición del inmueble, trabajadores de la construcción encontraron restos humanos enterrados en el jardín, lo que encendió las alarmas y dio paso a una investigación judicial en marcha.
Según los primeros peritajes, los restos óseos pertenecerían a una persona joven, de menos de 30 años, de contextura física importante. Aunque aún no se determinó el sexo, los especialistas estiman que el cuerpo podría haber sido enterrado allí en la década del 90, mucho antes de que Cerati alquilara la vivienda. Además, en el sitio fueron hallados objetos personales como relojes, que ya están siendo analizados.
El caso está en manos de la Fiscalía Criminal y Correccional N.º 61, a cargo del Dr. Martín López Perrando. La Policía Científica realizó las tareas de recuperación y análisis preliminar de los restos el pasado 29 de mayo. Dependiendo de los resultados, no se descarta que la causa pase al fuero federal si se determina que hay indicios de delitos complejos vinculados.
La propiedad, que alguna vez funcionó como geriátrico tras la partida de Cerati, fue vendida este año y su demolición dio inicio a las obras para un nuevo edificio. El hallazgo, sin embargo, obligó a suspender los trabajos y transformó el lugar en una escena de crimen en plena investigación.
Mientras la justicia avanza para determinar la identidad de la víctima y las circunstancias de su muerte, el episodio reavivó la historia de una casa que, entre la bohemia y lo oscuro, hoy guarda un enigma que podría remontarse a más de tres décadas atrás.
Jujuy A Diario
Andrea M. Cabrera
