Una práctica cada vez más común en redes sociales atrapa a miles en vínculos vacíos y confusos.
“Me escribe, me ilusiona… y desaparece.” Se trata de breadcrumbing. Así bautizó la psicología pop al patrón de manipulación emocional que se propaga como virus en redes sociales y aplicaciones de citas. Con una estrategia de migajas –pequeñas dosis de afecto, mensajes esporádicos y coqueteos digitales sin compromiso real– miles de personas quedan enganchadas a vínculos que no existen, pero que duelen como si fueran reales.
Esta conducta, que se traduce literalmente como “dejar migas de pan”, mantiene a la otra persona en un estado de expectativa constante. Te responde una historia, te manda un emoji, te felicita por tu post… pero nunca propone un encuentro ni profundiza el vínculo. ¿La razón? La validación. Según psicólogos, el breadcrumber busca sentirse deseado sin tener que invertir emocionalmente. Como una máquina tragamonedas, te lanza una señal cada tanto para mantenerte cerca. Y vos, esperás el premio que nunca llega.

El impacto emocional no es menor. La incertidumbre que genera este tipo de vínculo fragmentado puede derivar en ansiedad, baja autoestima y dependencia emocional. Especialistas como Kelly Campbell y Monica Vermani advierten que este tipo de manipulación se sostiene gracias al “refuerzo intermitente”: cuando alguien te da cariño de forma impredecible, tu cerebro se engancha más. Lo mismo que pasa en los casinos, pasa en WhatsApp.
Pero ¿quiénes son los que practican el breadcrumbing? Los expertos identifican dos perfiles principales: personas con rasgos narcisistas o con estilos de apego evitativo o ansioso. En ambos casos, hay una necesidad de conexión mal gestionada. Quieren atención, pero no saben cómo construir un vínculo sano. Y muchas veces ni siquiera son plenamente conscientes del daño que causan.
Más allá del contexto romántico, esta práctica puede aparecer en relaciones familiares o laborales. Pero su auge se da, sobre todo, en los vínculos online, donde se facilita la ambigüedad. Frente a esto, los expertos recomiendan poner en palabras lo que se siente, rodearse de un círculo de confianza, y cortar de raíz los vínculos confusos.