El dato oficial se conocerá este viernes, pero estimaciones privadas anticipan una suba por encima del 2,4%. La desaceleración del consumo preocupa al sector comercial.
La inflación de marzo podría ubicarse por encima del 2,4% registrado en febrero, según diversas mediciones privadas que apuntan al aumento sostenido en alimentos y bebidas como el principal impulsor del alza. Aunque el dato oficial será publicado este viernes por el INDEC, los informes ya conocidos muestran una aceleración de precios, en un contexto de bajo consumo y retracción de la demanda.
Los alimentos, otra vez protagonistas
En la Ciudad de Buenos Aires, el Índice de Precios al Consumidor (IPC) marcó un 3,2% para marzo, con una suba del 4,7% en alimentos y bebidas. En el Gran Buenos Aires, la consultora C&T estimó un incremento general del 2,7%, con una suba del 5,4% en el mismo rubro. Estas cifras se repiten en distintas zonas del país y son reflejo de un comportamiento que se viene consolidando desde principios de año.
A pesar de los aumentos, el consumo no muestra señales de recuperación. Carlos Beigbeder, empresario del rubro alimenticio, sostuvo que “los precios aumentaron, pero las ventas están estancadas”. En ese sentido, explicó que, a diferencia de otros momentos de alta inflación, hoy la reacción del consumidor es nula. “La gente ya no compra por adelantado ni busca stockearse, simplemente deja de consumir”, afirmó.
El empresario también alertó sobre la dificultad creciente para rotar productos. En muchos casos, los alimentos llegan a su fecha de vencimiento sin haberse vendido. Esta situación, que se intensificó a partir de 2024, genera pérdidas para distribuidores y productores, que deben activar promociones o descuentos para evitar el descarte.
Uno de los ejemplos más claros es la yerba mate. Con una cosecha abundante y una baja en la demanda, los precios mayoristas disminuyeron, aunque en góndola todavía se mantienen altos. “Hay más oferta y menor demanda. Eso hace que los precios caigan, pero los ajustes no siempre llegan al consumidor final, y muchas veces afectan al productor”, explicó Beigbeder. En este contexto, el mercado continúa marcando los precios, pero ya no garantiza rentabilidad ni rotación.