Micaela Noemí Colque está acusada del delito de homicidio calificado por el vínculo y fue condenada a la pena máxima que prevé el Código Penal.
Los jueces de la Sala III del Tribunal de Juicio condenaron a Micaela Noemí Colque (25) a la pena de prisión perpetua por resultar autora del delito de homicidio calificado por el vínculo en perjuicio de su hija F. C. (2 años de edad).
Los jueces ordenaron que la imputada permanezca alojada en la cárcel penitenciaria local y ordenaron que la condenada sea examinada por un médico del Poder Judicial para la obtención de sus señas particulares y que, a través del CIF, se le extraigan muestras de ADN, previa asignación del DUIG correspondiente, para su posterior incorporación al Banco de Datos Genéticos.
El juicio colegiado estuvo a cargo de los jueces de la Sala II, Ángel Amadeo Longarte (presidente), María Gabriela González y Pablo Farah (vocales interinos).
Los hechos
La pequeña perdió la vida el 21 de junio del 2021, cuando la detenida arribó al centro de salud ubicado en el barrio San Francisco Solano con su hija en brazos. Los médicos la recibieron sin signos vitales y con evidentes lesiones en el rostro.
En ese momento, Colque aseguró al personal de salud que había salido momentáneamente de su casa, dejando a su hija sola, tomando yogur y comiendo galletitas. Al regresar, según contó, la encontró ahogada.
El caso se elevó a juicio y las investigaciones determinaron que su testimonio era falso. La niña había sido abandonada durante dos días en el domicilio del mismo barrio donde se encuentra el centro de salud. Cuando la imputada regresó al lugar y vio que su hija no respiraba, la llevó al sanatorio e inventó el relato.
El personal médico maniobras de reanimación sobre la víctima, pero fue inútil, incluso presentaba una temperatura corporal baja. A simple vista lograron ver marcas de golpes y escoriaciones en la cara, y con varias heridas en el resto del cuerpo. También atestiguaron que presentaba un avanzado estado de desnutrición y deshidratación.
Jujuy A Diario
Andrea M. Cabrera
