El campeón del mundo compartió cómo vivió los dos años de suspensión y su decisión de volver a jugar en Italia.
Después de atravesar uno de los momentos más difíciles de su carrera, Alejandro “Papu” Gómez se prepara para regresar al fútbol profesional con la camiseta del Calcio Padova, en la Serie B italiana. El mediapunta, campeón del mundo con la Selección Argentina, cumplirá en octubre la sanción de dos años que recibió tras dar positivo por terbutalina, sustancia prohibida luego de ingerir un jarabe para la tos de su hijo.
En una entrevista exclusiva, Gómez describió los duros meses de aislamiento y frustración. “Me llené de bronca con todo: con el fútbol, con el sistema. Me aislé, trabajé con psicólogos y hasta me costaba prender la televisión para ver un partido. Para mí, el fútbol había muerto”, confesó. También cuestionó la magnitud del castigo y reflexionó sobre la desigualdad en las sanciones por dopaje, comparando su caso con otras sustancias más graves que reciben castigos menores.
Durante el tiempo fuera de las canchas, el jugador destacó el apoyo de algunas personas y la ausencia de otras, y habló de su vínculo con Lionel Scaloni, quien lo ayudó tanto en Atalanta como en la Selección. Gómez aseguró que estos años le permitieron conocer mejor a quienes lo rodeaban y valorar la verdadera amistad en el deporte.
El regreso de Papu está programado para el 18 de octubre y será un capítulo nuevo en su carrera. “Me visualizo entrando a la cancha y siento que va a ser como debutar en Primera otra vez. Lo más importante es el presente. No quiero que me retiren personas con saco y corbata que nunca hicieron deporte; quiero retirarme yo, en una cancha, y ser un ejemplo para mis hijos”, concluyó, dejando claro que su objetivo es volver a disfrutar del fútbol y cerrar su historia en sus propios términos.