Jujuy A DiarioEl periodista Sebastián Abraham y el grupo de colegas que junto a él cubrían la marcha del SEOM en la jornada de paro activo, fueron agredidos por militantes de ese sindicato.
El hecho no es aislado, forma parte del modo en que opera y acciona el sindicato de empleados y obreros municipales dirigido por Carlos “Perro” Santillán. Ante los ojos de este dirigente el grupo de periodistas fue literalmente “apretado”.
La situación se dio mientras Abraham realizaba una transmisión en vivo para el medio en el que trabaja (Red de Cables del Interior), cuando militantes del sindicato invocando a su máximo referente le dijeron que cese su tarea periodística. La transmisión siguió y se puede ver el cruce de palabras con amenazas. Le pedían que deje de trabajar y que se retire del lugar, un lugar público, la plaza Belgrano, donde realizaban su asamblea.
El SEOM le recrimina a Abraham la autoría y viralización de imágenes de un video en vivo donde miembros de ese sindicato atacan -a través de las rejas de Casa de Gobierno- a policías que estaban haciendo guardia del lado interior. El video permitió individualizarlos y fueron arrestados. Sin admitir ningún tipo de acción violenta en aquella situación, ni tener remordimiento alguno, se victimizaron hablando de “desaparecidos” porque los atacantes fueron detenidos y trasladados a dependencias policiales. Usaron palabras nefastas y oscuras de los momentos más dolorosos de nuestro país en plena democracia. No conformes con todo lo relatado, atacaron a un trabajador de prensa y presionaron al grupo de periodistas que estaba visibilizando su reclamo, legítimo, pero empañado por sus propios actos violentos de épocas que creíamos que habiamos superado como país, como sociedad, como jujeños.
Gran parte de los colegas que estuvieron en el lugar, incluido nuestro periodista primero saltaron en defensa del periodista y luego en solidaridad se retiraron.
Una vez más el SEOM que enarbola las banderas por los DD.HH. efectúan violencia contra otro trabajador. Prácticas que en general critican de otros, pero la ejercen con total impunidad.
Andrea M. Cabrera
