Este domingo 24 de marzo, en el marco del Día de la Memoria por la Verdad y Justicia, organismos de derechos humanos junto a familiares de desaparecidos realizaron un acto en horas de la mañana y una marcha por calles de San Salvador de Jujuy.
La marcha se replicó en todo el país y participó la Asociación Abuelas de Plaza de Mayo, Madres de Plaza de Mayo Línea Fundadora, Familiares de Desaparecidos y Detenidos por Razones Políticas, la asociación H.I.J.O.S. y el Centro de Estudios Legales y Sociales (CELS).
Este año se cumplen 48 años desde el golpe de Estado de 1976, un momento crucial en la historia argentina que marcó una etapa de violencia y represión.
¿Qué pasó el 24 de marzo de 1976?
El país estaba inmerso en un estado de violencia interna muy fuerte, en especial después de la muerte de Perón. Bajo la presidencia de “Isabelita”, la viuda del líder fallecido en 1974, se consolidó un grupo de tareas parapolicial llamado “Triple A” (Alianza Anticomunista Argentina) que lideraba el ministro de Bienestar Social, José López Rega, el funcionario más influyente sobre la entonces presidenta.
La Triple A -que se había creado a fines de 1973, cuando Perón aún vivía- perseguía a activistas y sectores de izquierda entre los que sobresalía dos grupos: Montoneros (surgido del peronismo) y el ERP, Ejército Revolucionario del Pueblo (de iedeología marxista).
En medio de este clima, a comienzos de 1976 el gobierno de la viuda de Perón tenía una debilidad extrema y la intervención de los militares, que cada vez tomaban más fuerza, era inminente. Incluso, apoyada por una parte de la población civil.
En la madrugada del 24 de marzo, las Fuerzas Armadas concretaron el Golpe de Estado. Le notificaron a la presidenta que los militares habían tomado el control y que ella estaba detenida (la trasladaron a Neuquén primero y unos meses más tarde a la base de fabricación militar bonaerense de Azul).
Aquel día, Argentina -el único país del cono sur que aún estaba en democracia- amaneció bajo el total dominio de las Fuerzas Armadas, que finalmente nombraron como comandante en jefe y presidente de la Nación al líder del Ejército, Jorge Videla. Se instaló la Ley Marcial y con ella el Estado de Sitio y la plena autoridad a la Junta Militar para decidir sobre cuestiones civiles.
Durante la madrugada y a lo largo de todo el 24 de marzo, mientras las fuerzas militares ganaban la calle y asumían el mando a nivel nacional (arrestando a los gobernadores provinciales, cuyos distritos perdían su autonomía) comenzaron también los primeros secuestros y desapariciones, en especial de todo aquel que pudiera formar algún tipo de fuerza de resistencia, como políticos, sindicalistas y activistas.
En lo que se denominó formalmente como “Proceso de Reorganización Nacional”, La Junta Militar que comenzó gobernando el país (Videla, Massera y Agosti) permaneció en el poder hasta marzo de 1981. En ese lapso se cometieron el grueso de los crímenes de lesa humanidad por los que, ya en democracia, en 1984, los jefes militares fueron juzgados y condenados.