Un estudio llevado a cabo por investigadores de la Universidad de Queensland (Australia) reveló que los hombres con barba suelen mostrar una actitud más comprometida en sus relaciones afectivas. Los resultados indicaron que los participantes con vello facial tenían menor interés en buscar nuevas parejas, y en cambio, priorizaban el mantenimiento de vínculos estables.
La barba no es solo una elección de estilo. Desde una perspectiva evolutiva, puede funcionar como un “marcador biológico” de madurez sexual, estabilidad emocional y capacidad de protección. En diversas culturas, se ha asociado históricamente con atributos como la sabiduría, la responsabilidad y la masculinidad paternal.
Los hombres con barba también manifestaron una mayor disposición a asumir responsabilidades dentro del hogar y participar activamente en la crianza de los hijos. Esto sugiere que el vello facial podría estar vinculado, inconscientemente, con la percepción de “figura paternal” o de proveedor.