Desde su elección en 2013, el Papa Francisco impulsó una transformación sin precedentes en la Iglesia Católica. Con un enfoque en la “Iglesia en salida”, su pontificado priorizó la inclusión, la transparencia y la adaptación a los desafíos del siglo XXI. Estas son las cinco decisiones que marcaron un punto de inflexión en la estructura y visión del Vaticano, desafiando tradiciones centenarias y abriendo caminos hacia una institución más cercana y relevante.
Leer más: La insólita coincidencia entre el Papa Francisco y su número de socio en San Lorenzo
Inclusión de mujeres en cargos clave: Un giro histórico
Francisco ha nombrado a más de 1,000 mujeres en puestos de liderazgo dentro de la Curia Romana, rompiendo una estructura clericalista dominada históricamente por hombres. En 2021, designó a Nathalie Becquart como subsecretaria del Sínodo de los Obispos, otorgándole derecho a voto, algo reservado antes solo a cardenales. Además, en 2024, la hermana Raffaella Petrini se convirtió en la primera mujer gobernadora del Estado Vaticano, administrando servicios esenciales como museos y seguridad. Estos gestos, aunque simbólicos, buscan equilibrar la participación femenina en una institución donde solo el 5% de los cargos superiores eran ocupados por mujeres antes de su pontificado.
Bendiciones para parejas del mismo sexo: Un debate que sacudió a la Iglesia
En diciembre de 2023, el documento Fiducia supplicans autorizó bendecir a parejas en “uniones irregulares”, incluidas las del mismo sexo, aunque sin equipararlas al matrimonio sacramental. La decisión generó resistencias en sectores conservadores, pero Francisco insistió en que la Iglesia debe ser un “hospital de campaña”, acogiendo antes que juzgando. Este paso, aunque limitado, refleja su visión de una pastoral centrada en la misericordia práctica, incluso frente a tensiones doctrinales.
Reforma financiera: Transparencia contra la “cultura del secreto”
Tras escándalos como el caso London Property (compra fraudulenta de inmuebles con fondos vaticanos), Francisco publicó en 2021 el primer informe financiero completo del Vaticano, revelando activos por €3.000 millones. Creó la Autoridad de Supervisión Financiera (ASF) y limitó el uso de donativos a proyectos sociales, no a gastos operativos. Además, eliminó privilegios como cuentas bancarias secretas para cardenales, exigiendo auditorías externas anuales.
Compromiso ambiental: Del discurso a la acción
Con la encíclica Laudato si’ (2015), Francisco elevó el cuidado ambiental a “mandato moral”, influyendo en acuerdos globales como el Acuerdo de París. En el Vaticano, eliminó plásticos de un solo uso, instaló paneles solares y redujo emisiones en un 33 % desde 2019. En 2020, lanzó el Pacto Climático Vaticano, comprometiendo a 7.000 instituciones católicas a alcanzar cero emisiones netas para 2030.
Reforma de la Curia Romana: Menos burocracia, más sinodalidad
La Constitución Apostólica Praedicate Evangelium (2022) fusionó 12 dicasterios en 9 y permitió que laicos dirijan departamentos como Comunicaciones o Educación. Además, el Consejo de Cardenales (C9) pasó a ser un órgano consultivo permanente, descentralizando decisiones que antes dependían exclusivamente del Papa. Este cambio busca agilizar procesos y fomentar una Iglesia “más colegiada y menos vertical”.
Francisco combinó gestos disruptivos (vivir en una residencia simple, lavar pies a refugiados) con reformas estructurales, priorizando una Iglesia que “huele a oveja” antes que a poder. Aunque sus medidas generaron controversias, posicionaron al Vaticano como un actor relevante en debates globales, desde la ecología hasta la justicia social. Su legado, más que doctrinal, es cultural: Un llamado a repensar cómo la fe se relaciona con el mundo real.