Laura LozanoUn fenómeno astronómico de gran magnitud sorprendió esta semana a la comunidad científica internacional.
La NASA confirmó que este miércoles 15 de mayo tuvo lugar la erupción solar más intensa del 2025, registrada con una magnitud X2.7. El evento se originó en una región particularmente activa del Sol, conocida como AR 4087, y generó una breve interrupción en las comunicaciones radiales de algunas zonas del planeta. A pesar del impacto inicial, los organismos especializados descartaron consecuencias mayores para la Tierra.
Estas llamaradas solares, que liberan enormes cantidades de energía en forma de rayos X y gamma, suelen formar parte del llamado “máximo solar”, un ciclo de once años en el que la actividad solar se intensifica. En esta fase, las eyecciones de masa coronal —corrientes de partículas cargadas lanzadas al espacio— también se vuelven más frecuentes. Aunque muchas de estas explosiones no llegan a afectarnos, cuando se alinean con el centro del disco solar, podrían generar tormentas geomagnéticas en nuestro planeta.
En esta ocasión, la Administración Nacional Oceánica y Atmosférica (NOAA) informó que no hay riesgos adicionales tras el evento, y que se trata de una actividad previsible dentro del comportamiento solar actual. Sin embargo, especialistas siguen de cerca la evolución de la región AR 4087, que al rotar en sentido antihorario podría volver a apuntar hacia la Tierra y aumentar las probabilidades de impacto directo en los próximos días.
Aunque este tipo de fenómenos suelen alarmar por sus efectos en las comunicaciones o redes eléctricas, también son responsables de espectáculos naturales como las auroras boreales y australes. En Argentina, científicos del sector espacial destacan el valor de estos eventos para estudiar la interacción entre el Sol y nuestro planeta, especialmente en un contexto de creciente interés por el clima espacial.
Jujuy A Diario
Andrea M. Cabrera
