Jujuy A DiarioEn Nepal, una bebé recibirá una veneración especial que la acercará tanto a la comunidad hindú como a la budista, dos tradiciones profundamente arraigadas en la región. Esta niña será reconocida como una encarnación sagrada, un símbolo de pureza y espiritualidad, lo que justifica la ceremonia de veneración popular que incluirá flores, ofrendas y el gesto simbólico de tocar sus pies con la frente, un acto de respeto y reverencia. Este tipo de reconocimiento refleja la convivencia y el sincretismo religioso que caracteriza a Nepal, país donde ambas religiones coexisten y se enriquecen mutuamente.
La Kumari, conocida como la “diosa viva” en Nepal, es una niña que es venerada en la cultura nepalí tanto por hindúes como por budistas, quienes la consideran la encarnación de la diosa Taleju. En el 2025, una nueva Kumari ha sido elegida, y su nombre oficial será Kumari Anjali Devi, un símbolo de pureza espiritual y protección para la comunidad. Esta tradición milenaria consiste en seleccionar a una niña prepuberal que encarna la divinidad, siendo objeto de un culto que mezcla devoción religiosa y respeto cultural.
La elección de Kumari Anjali Devi no es casual, sino que responde a un proceso riguroso basado en antiguos criterios, incluyendo señales espirituales, características físicas y un examen profundo de su linaje y personalidad. La Kumari es venerada con flores y ofrendas, y los fieles tocan sus pies con la frente en señal de respeto y para recibir su bendición, en una ceremonia cargada de simbolismo que representa el vínculo directo entre lo divino y lo humano. Este ritual es practicado en plazas públicas y templos, atrayendo a miles de devotos que buscan protección y buena fortuna.
La razón de esta veneración conjunta por hindúes y budistas radica en la convivencia histórica y cultural en Nepal, donde ambas tradiciones religiosas se entrelazan y comparten muchas de sus prácticas espirituales. La Kumari simboliza la armonía entre estas creencias, sirviendo como un puente vivo que une a comunidades diversas bajo un respeto común por lo sagrado y por las tradiciones ancestrales que moldean la identidad nepalí hasta hoy.
En un contexto global donde las tradiciones ancestrales enfrentan desafíos ante la modernidad, la figura de Kumari Anjali Devi se mantiene como un referente cultural y espiritual que atrae también a turistas y estudiosos, interesados en comprender cómo Nepal preserva y actualiza sus prácticas religiosas. La Kumari no solo representa un símbolo sagrado, sino que también se ha convertido en un ícono de la resistencia cultural y de la unión interreligiosa, con su veneración en Nepal como un acto que combina fe, historia y convivencia social.
Laura Lozano
Andrea M. Cabrera
