La confianza en el Gobierno de Javier Milei cayó un 13,6 % en agosto de 2025, alcanzando su nivel más bajo desde que el mandatario asumió el poder en diciembre de 2023. Según el Índice de Confianza en el Gobierno (ICG) elaborado por la Escuela de Gobierno de la Universidad Torcuato Di Tella, el indicador se situó en 2,12 puntos sobre un máximo de 5, marcando un retroceso significativo respecto a julio de este año y también en comparación con agosto de 2024. Esta caída interrumpe un periodo de relativa estabilidad de cuatro meses en la percepción ciudadana sobre la gestión gubernamental.
El informe detalla que la reducción en la confianza se reflejó en todos los aspectos evaluados del Gobierno: La honestidad de los funcionarios, la capacidad para resolver problemas, la eficiencia en el gasto público, la evaluación general del Gobierno y la preocupación por el interés general, con retrocesos que van desde el 9,9 % hasta el 18,2 %. El estudio se realizó antes de que se conocieran los audios que involucran a un exfuncionario en presuntas coimas y de un revés político sucedido en el Congreso, donde la oposición logró anular un veto presidencial importante, lo que podría agravar aún más la baja de confianza en próximas mediciones.
El descenso del ICG refleja un escenario complejo que conjuga problemáticas políticas, económicas y casos de presunta corrupción. La Universidad Torcuato Di Tella apunta a que los niveles actuales plantean un desafío para el Gobierno de Milei, que deberá buscar fórmulas para recuperar credibilidad y sostener su respaldo social. La caída de agosto es la segunda más pronunciada desde que Milei asumió, solo superada por una baja similar en septiembre de 2024, cuando el indicador era levemente más alto aunque luego descendió aún más.
Este contexto sugiere que los próximos meses serán cruciales, especialmente en el marco electoral de septiembre y octubre, períodos en los cuales la confianza podría experimentar un impacto más sensible por los acontecimientos políticos y sociales que se sucedan. La continuidad o agravamiento de esta tendencia negativa en la percepción ciudadana puede marcar el rumbo político y la estabilidad del Gobierno en el corto plazo.













