JUJUY A DIARIO

Empresas bajan precios para enfrentar la caída del consumo y la competencia importada

Las ofertas dejaron de ser una excepción para convertirse en una estrategia central de sobrevivencia comercial.

La tendencia a la baja en los precios comienza a consolidarse en varios rubros de la economía argentina. Lo que hasta hace poco era una estrategia puntual de algunas marcas, hoy se transforma en una necesidad para muchas empresas que buscan reactivar ventas, recuperar competitividad frente a los productos importados y no seguir perdiendo participación en un mercado que sigue mostrando señales de debilidad.

Desde la industria pesada hasta el retail, la lógica es la misma: vender más, aunque sea ganando menos por unidad. Entre los casos más resonantes, se encuentra el de Aluar, principal productora de aluminio del país, que anunció una fuerte reducción en sus precios internos. Una decisión que impacta directamente en sectores como la construcción, donde cada dólar de ahorro cuenta.

Competencia externa y nuevos escenarios comerciales

Las recientes decisiones de política económica —como la eliminación del impuesto PAIS y la baja de aranceles— sumadas a la apertura de importaciones, comenzaron a transformar el escenario comercial. El ingreso de productos extranjeros, muchas veces de igual o superior calidad a precios considerablemente más bajos, obliga a la industria local a adaptarse.

En el caso del calzado, la indumentaria, los juguetes o los artículos de bazar y decoración, las primeras señales de ajuste ya se ven en las vidrieras, y todo indica que el segundo semestre marcará un punto de inflexión. A partir de julio, se espera una fuerte llegada de productos importados comprados recientemente en ferias internacionales como la de Guangzhou, en China, que este año tuvo participación récord de empresarios argentinos.

De las cuotas al descuento directo

Con una inflación mensual en retroceso —2,8% en abril y expectativas de una cifra cercana al 2% en mayo—, las cuotas dejaron de ser el gran atractivo de consumo. Según empresarios del rubro textil, “ya no sirve ofrecer doce pagos sin interés si el consumidor sabe que al mes siguiente el mismo producto puede estar más barato”.

El Hot Sale de esta semana dejó en claro este cambio de paradigma: el 90% de los productos se vendieron con descuento y más de la mitad de las operaciones fueron financiadas. La clave del éxito no fue la facilidad de pago, sino el precio de entrada más bajo. Un giro que obliga a repensar las campañas comerciales tradicionales.

Menor rentabilidad, mayor rotación

Otra consecuencia directa de la desinflación es la pérdida de sentido de una vieja práctica empresarial: el stockeo. En un contexto donde los precios ya no suben mes a mes, acumular mercadería esperando una suba deja de ser rentable. Por el contrario, hoy conviene vender rápido, aún si eso implica márgenes más estrechos.

El fenómeno ya se refleja en las concesionarias, donde la baja de precios en los autos importados tras la quita del impuesto PAIS incentivó un nivel de ventas inédito para abril: más de 54.000 unidades, el mejor registro en siete años.

Expectativas: ¿cuándo llegará la inflación con “1”?

Mientras el Gobierno celebra la “desaceleración inflacionaria”, los analistas siguen atentos a cuándo el índice mensual mostrará un valor con “1” adelante, una meta que el presidente Javier Milei había prometido para esta etapa, pero que todavía parece algo lejana.

En este marco, el movimiento empresarial hacia la baja de precios no es sólo reflejo de un contexto adverso, sino también un intento por adaptarse a una nueva lógica de consumo, donde el precio visible vuelve a ser el principal argumento de venta.

Laura Lozano

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