El metal precioso alcanza máximos inéditos en medio de la expectativa global sobre la economía estadounidense.
El precio del oro volvió a marcar un hito este martes 2 de septiembre, al superar los US$ 3.550 por onza, consolidando un aumento superior al 30% en lo que va del año. Se trata de la sexta jornada consecutiva de subas, en un contexto de creciente volatilidad financiera y de interés por inversiones seguras.
El impulso detrás de esta escalada se vincula principalmente a la expectativa de recorte de tasas de interés por parte de la Reserva Federal de Estados Unidos (FED) y a la debilidad del dólar, que mantiene la moneda estadounidense cerca de sus mínimos de más de un mes frente a otras divisas. En este escenario, el oro resulta más atractivo para los inversores internacionales, ya que se percibe como un refugio frente a la incertidumbre.
No solo el oro se beneficia: la plata también mostró fuerte revalorización, con un suba del 1,8% hasta US$ 41,46 por onza, superando los 40 dólares por primera vez desde 2011. La combinación de tasas bajas y monedas debilitadas impulsa así a los metales preciosos como opciones de inversión frente a mercados volátiles.













