Con una jugada coordinada entre el Banco Central y el Tesoro, el Ejecutivo contuvo la escalada del tipo de cambio.
En un movimiento clave para evitar que la suba del dólar impacte en los precios, el Gobierno nacional intervino de forma directa e impuso mantener el tipo de cambio oficial por debajo de los $1.300. Con una batería de medidas, que incluyó venta de futuros por más de 600 millones de dólares y suba de tasas de interés.
La reacción fue inmediata. La cotización mayorista retrocedió a $1.260 y la minorista cerró en $1.280. Además, el Banco Central volvió a ofrecer pases pasivos y el Tesoro licitó deuda para absorber pesos del mercado. “Fue una intervención fuerte, pero necesaria para sostener el proceso de desinflación”, explicaron desde el Palacio de Hacienda, donde miran con atención los próximos días.
Si bien el tipo de cambio aumentó un 12% en menos de un mes, desde el Gobierno destacan que “por ahora no se trasladó a precios”. De hecho, los analistas proyectan una inflación por debajo del 2% para julio. La clave, según indicaron, fue actuar antes de que la suba del dólar se consolidara como expectativa en consumidores y empresas.
El desafío, sin embargo, está lejos de terminar. Con menos liquidaciones del agro y más demanda de divisas por vacaciones, la presión podría volver. “El dólar flota, pero dentro de márgenes acordados con el FMI”, remarcaron fuentes oficiales. Por ahora, el plan se sostiene, pero el termómetro estará en las próximas semanas.