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El 7,3% de los niños de Argentina tienen trastorno de talla baja: Signos para saber cuándo consultar

Hay señales simples que los padres pueden detectar. Es fundamental el diagnóstico precoz para que los tratamientos tengan mejores resultados. Qué enfermedades se ocultan detrás del síntoma de la estatura.

La estatura no es una cuestión sólo estética en un niño, puede involucrar su salud y la consulta médica al respecto es fundamental para detectar problemas de crecimiento. Los signos que pueden hacer sospechar de algún problema son varios y de la rápida consulta con un especialista y un eficaz diagnóstico dependerá que el tratamiento tenga mejores efectos.

Cada 20 de septiembre se conmemora el Día Internacional de la Concientización sobre el Crecimiento Infantil, con el objetivo de educar e informar a la población sobre el tema y destacar la importancia de la realización de los controles de rutina con el pediatra desde el nacimiento de los niños. En estas consultas, se hace el chequeo general, incluida una medición regular y precisa de la estatura, que es la mejor herramienta para el diagnóstico temprano de los trastornos de crecimiento.

“La altura de un niño no debe ser tenida en cuenta como un dato aislado. Guarda relación con sus tallas anteriores -permite ver la progresión en el tiempo-, y con la altura familiar. Las visitas al pediatra son muy importantes para los menores de tres años, porque la supervisión regular del crecimiento permite detectar tempranamente cualquier problema y actuar en consecuencia”, explicó Inés Castellano, Presidenta de la Asociación Civil Creciendo, una organización que acompaña a niños con trastornos del crecimiento y a sus familias brindándoles contención y asesoramiento y que además promueve la concientización y la detección temprana.

Saber si crece demasiado rápido o lento, puede deberse a una condición médica de la que deben establecerse las causas y realizar el tratamiento adecuado. Además, los trastornos del crecimiento pueden acarrear otros problemas asociados, como dificultad de adaptación psicosocial, con bajo rendimiento escolar y, posteriormente, complicaciones en la inserción social y laboral.

Existen signos de alerta que podrían indicar la existencia de problemas de crecimiento. “Es importante consultar al médico si el niño o niña gasta la ropa antes de que le quede pequeña, si es mucho más bajo o baja que los otros chicos o chicas de su edad, si lo confunden con un niño o niña de menor edad, si es más bajo que sus hermanos más chicos y, cuando pasa el tiempo y el ruedo del pantalón no cambia”, indicó Castellano.

La baja talla en sí no es una enfermedad: es un síntoma; es una manifestación externa, visible, que está indicando algo interno. Definir la causa, entonces, es una de las tareas iniciales. Corrigiendo o atendiendo la causa, en determinados casos se puede mejorar el síntoma”, aclaró la presidenta de Creciendo.

Algunos trastornos del crecimiento, detectados a tiempo, pueden ser tratados mediante la terapia de reemplazo de la hormona de crecimiento recombinante humana, que les permitirá a los niños alcanzar una talla cercana a la que hubiesen tenido de no haber presentado la causa que desencadenó el trastorno. La medicación puede indicarse a partir de los 4 años, hasta al final de la adolescencia, cuando se alcanza determinada maduración esquelética, Consiste en la administración diaria durante varios años de un medicamento inyectable, cubierto al 100% por el Plan Médico Obligatorio (PMO). Generalmente, con el tratamiento hormonal la ganancia de talla adulta en mujeres es de unos 8 centímetros y en varones, entre 9 y 10 centímetros.

Causas

El crecimiento de los niños puede verse afectado por numerosas causas subyacentes. Según detalló Inés Castellano, las más frecuentes son:

· Retraso o restricción del crecimiento intrauterino: patología del embarazo donde el bebé deja de crecer en forma adecuada y nace con bajo peso y/o baja talla.

· Desnutrición: primaria (por falta de nutrientes) o secundaria (asociada a otras patologías, como la enfermedad celíaca).

· Infecciones recurrentes (entre ellas, el VIH).

· Enfermedades crónicas que en ocasiones pueden condicionar el crecimiento (renales, respiratorias, metabólicas, reumatológicas, anemias, cardiopatías).

· Trastornos endocrinológicos, como deficiencia de hormona de crecimiento (por mal funcionamiento de la hipófisis) o hipotiroidismo (que no afecta el desarrollo mental cuando es ‘adquirido’, en lugar de ‘congénito’).

· Trastornos genéticos: síndrome de Turner, síndrome de Noonan, síndrome de Prader Willi, síndrome de Silver Russell, donde la talla es solo uno de los problemas.

· Displasias esqueléticas y otros síndromes congénitos de presentación poco frecuente.

· Trastornos adquiridos por tumores del sistema nervioso central (SNC), infecciones del SNC o traumatismos que afectan el SNC.

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