En el Día Mundial de la Alergia, especialistas advierten sobre el crecimiento de casos y la necesidad de un diagnóstico precoz.
Cada 8 de julio se conmemora el Día Mundial de la Alergia, una fecha clave para visibilizar una condición que, lejos de ser menor, afecta a millones de personas en todo el mundo y puede generar desde molestias leves hasta emergencias graves.
La reacción alérgica ocurre cuando el sistema inmunológico responde de forma exagerada a sustancias que, en la mayoría de las personas, no provocan daño. Estas sustancias, llamadas alérgenos, pueden incluir desde el polen y los ácaros hasta ciertos alimentos, medicamentos o picaduras de insectos.
Según organismos como la Asociación Argentina de Alergia e Inmunología Clínica, las enfermedades alérgicas están entre las seis más frecuentes a nivel global y continúan en aumento. Los expertos señalan que factores como el cambio climático, la contaminación ambiental y los hábitos de vida actuales contribuyen a este incremento. “La exposición prolongada a contaminantes y pólenes, junto con dietas inadecuadas y el sedentarismo, puede debilitar las defensas y favorecer las alergias”, advierten desde el organismo.
Los síntomas varían según el órgano afectado: pueden presentarse como estornudos, picazón, dificultad para respirar, urticaria o, en casos severos, anafilaxia. Por eso, el diagnóstico temprano y el tratamiento adecuado son fundamentales. Las estrategias más eficaces incluyen evitar el contacto con los alérgenos, utilizar medicación antihistamínica o antiinflamatoria, y en algunos casos, iniciar inmunoterapia (vacunas).
En este contexto, especialistas remarcan la importancia de no subestimar los síntomas y de consultar al alergólogo. “No todo estornudo es una alergia, pero cuando hay reiteración o síntomas persistentes, hay que investigar. Un buen diagnóstico puede cambiar la calidad de vida de una persona”, concluyen desde el Ministerio de Salud de la Nación.