Cada 29 de mayo, Argentina rinde homenaje a quienes mantienen viva la tradición sonora que nos representa en el mundo.
Si hay una música que late con la tierra y el corazón del país, es el folklore. Y hoy, 29 de mayo, esa melodía se viste de fiesta: es el Día Nacional del Folklorista, una jornada que honra a los guardianes de nuestras raíces musicales y, sobre todo, recuerda el nacimiento de uno de sus más grandes difusores: Andrés Avelino Chazarreta.
Nacido en Santiago del Estero en 1876, Chazarreta fue más que un músico: fue maestro, recopilador, investigador y un verdadero pionero. Desde joven, se dedicó a rescatar las expresiones musicales que circulaban en los pueblos del norte argentino, muchas de ellas transmitidas oralmente y en peligro de desaparecer. Su trabajo sentó las bases de lo que hoy entendemos como folklore nacional.
En 1906 formó el Conjunto de Arte Nativo, una agrupación integrada por músicos y bailarines que, vestidos con trajes típicos, recorría escenarios de todo el país. Su histórica presentación en el Teatro Politeama de Buenos Aires en 1921 marcó un antes y un después: por primera vez, el folklore se instalaba en la escena nacional como una manifestación artística legítima, lejos de los prejuicios que la relegaban a las periferias.
La ley 26.665, sancionada en 2011 por el Congreso Nacional, estableció esta fecha como efeméride oficial, no solo en honor a Chazarreta, sino también para visibilizar y valorar a tantos artistas que, desde distintos rincones del país, mantienen viva la llama de nuestra identidad sonora. Porque el folklore no es solo pasado: es presente que se reinventa y futuro que se canta.
Hoy, desde Jujuy hasta Tierra del Fuego, pasando por cada peña, escenario y guitarreada, el país reconoce a sus folkloristas. Aquellos que, con bombo, violín o voz, siguen contando quiénes somos.