Los sueldos de los senadores argentinos volverán a incrementarse a partir del próximo mes de noviembre, superando los 10,2 millones de pesos en bruto. Este ajuste responde a la reciente actualización paritaria que se llevó a cabo para los empleados del Congreso, un mecanismo al que están atados los salarios de los legisladores de la Cámara alta. Así, el aumento será automático y reflejará la inflación y las negociaciones salariales del sector público parlamentario.
El vínculo entre los salarios de los diputados y senadores con la paritaria del personal del Congreso genera cierta polémica, ya que los legisladores no participan directamente en estas negociaciones. Sin embargo, la deuda jurídica y política con el cuerpo de empleados parlamentarios obliga a que los salarios de los senadores se ajusten en la misma proporción para mantener una coherencia interna en la estructura salarial del Congreso.
Desde la oposición y diversos sectores de la sociedad civil se han manifestado críticas hacia este incremento automático, en un contexto de alta inflación y difícil situación económica para muchos argentinos. Argumentan que resulta poco oportuno que los legisladores tengan aumentos periódicos cuando aumenta la pobreza y caen el poder adquisitivo de la mayoría de los trabajadores. Por su parte, autoridades del Senado sostienen que los ajustes responden a una cuestión técnica y antes que un privilegio, es un derecho amparado en las normas vigentes.
Este incremento salarial se sumará a otros gastos del Parlamento, que continúan bajo supervisión y análisis público en cuanto a su eficiencia y transparencia. El debate sobre la remuneración de los legisladores y la relación con la situación económica general se mantendrá abierto en la agenda política de las próximas semanas, en un país donde la recuperación económica sigue siendo un desafío prioritario.