JUJUY A DIARIO

Claves para llegar a la adultez con un cerebro activo y sano

Por Guillermo Lobo

El paso del tiempo es algo que todos alguna vez desearíamos congelar. Con la edad, aparecen los primeros signos de envejecimiento y la ciencia hace grandes esfuerzos por descubrir nuevas técnicas y tratamientos para revertirlos.

Sin embargo, y al margen de los avances médicos, el cuerpo también necesita de nuestra parte, ya que lo más importante pasa por el estilo de vida que llevamos, es decir, lo que le aportamos al organismo en el día a día. y del funcionamiento de un órgano fundamental: el cerebro.

Varios estudios científicos demostraron que los hábitos nutricionales saludables, el ejercicio físico y el mantenerse activo mentalmente son fundamentales para un cerebro sano en la adultez. Lo dijo el genetista y científico de Harvard David Sinclair, que señaló que es posible retrasar el envejecimiento con hábitos saludables, sostenidos en el tiempo.

Para él, no existe ninguna fórmula mágica. Todo pasa por simples hábitos de vida como la alimentación, la actividad física, la salud mental, entre otros. Para el especialista, elegido una de las cien personas más influyentes del mundo por la revista Time, debemos cambiar radicalmente la forma en que pensamos sobre el envejecimiento: en lugar de considerarlo un proceso “común y natural”, deberíamos abordarlo como una “enfermedad” tratable y hasta curable.

Neuropsicología: La importancia de entrenar el cerebro


Lo que hagamos y dejemos de hacer también influirá en el estado de bienestar mental y emocional que tendremos en la vejez.

Silvia Figiacone, doctora en Psicología y directora de la Maestría en Neuropsicología Aplicada del Instituto Universitario Hospital Italiano de Buenos Aires, sostiene que “en un mundo en donde aumenta la expectativa de vida y las demencias ya son consideradas la epidemia del siglo XXI, es clave tomar conciencia de que hoy estamos construyendo quiénes seremos mañana”.

Para la especialista, el principal desafío es pasar de combatir el tiempo -una misión por demás imposible- a usarlo a favor. Entonces, ¿cuál es la fórmula para envejecer bien, es decir, lo que supone ir al médico lo menos posible y gozar del mayor bienestar?

Los cuatro pilares para retrasar el envejecimiento

Para Figiacone, los cuatro pilares son:

  • Practicar actividad física.
  • Lograr hábitos de sueño prolijos.
  • Llevar una buena alimentación.
  • Nunca dejar de realizar ejercicio mental.

“Crecemos, nos desarrollamos y envejecemos mejor si tenemos la rutina de hacer ejercicio mental. Esto significa que, así como nos acostumbramos a ir al gimnasio o practicar un deporte, todas las personas a lo largo de la vida deberían trabajar los músculos del cerebro”, señaló.

Y explicó que, para eso, la Neuropsicología tiene herramientas que se pueden aplicar en la vida cotidiana y que permiten ir hacia una mejor versión de uno mismo. Para ella, alcanza con incorporar en forma deliberada acciones simples pero muy nutritivas:

  • Leer un libro.
  • Mantener conversaciones periódicas con pares y familiares (elintercambio sociales una de las actividades que más ponen a prueba la plasticidad del cerebro).
  • Incursionar en cualquier actividad nueva.
  • Escuchar un podcast
  • Hacer juegos de mesa o crucigramas
  • Aprender a tocar un instrumento o hablar otro idioma.
Aliarnos con el cerebro

Figiacone recalcó que hay un punto central para aliarnos con el cerebro: “Saber que su naturaleza supone plasticidad y su actividad básica es el aprendizaje”.

“El cerebro funciona a base de modificarse constantemente en el contacto con el ambiente y el resultado de esas modificaciones son justamente aprendizajes, que pueden ser formales (como tomar un curso) o informales (como indagar en el significado de palabras que usan los adolescentes, por ejemplo). Entonces, aun con 70 u 80 años, se puede y se debe seguir aprendiendo. Esa decisión es fundamental para preservar las funciones cognitivas, como la atención, la memoria, el lenguaje, y la capacidad de autorregularse, ser autónomos y autogestivos”, argumentó.

La especialista explicó que cuando afrontamos lo desconocido o una experiencia nueva, el cerebro modifica saberes anteriores y se provocan dos efectos: a nivel de la mente, se producen conocimientos y, a nivel cerebral, se crean conexiones neuronales antes inexistentes.

“Ahora las personas tienden a memorizar menos; la actual evolución tecnológica y cultural le trae al cerebro grandes retos en lo que respecta a flexibilidad y adaptación. En un mundo más estático, en cambio, esas habilidades se ejercitaban menos”, precisó.

Según explicó, la ejercitación mental implica también el ejercicio emocional en el que se abandona el lugar pasivo (“las cosas me pasan”), para ocupar uno activo (“tengo protagonismo en mis circunstancias y me hago cargo del propio vivir”).

“Estamos en un momento histórico en el que hay mucho más potencial para un envejecimiento sano. Hoy se puede envejecer en bienestar, pero en parte depende de los hábitos que tengamos a lo largo de la vida”, concluyó.

Guillermo Lobo

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