Un equipo del CONICET participa de un proyecto internacional que promete unir sustentabilidad, innovación agrícola y nutrición.
Un grupo de investigadores del CONICET trabaja en una iniciativa que podría cambiar la forma de producir y consumir cerveza. El proyecto, llamado BrewSelBar, tiene como meta desarrollar un bioestimulante de semillas enriquecido con selenio a partir del bagazo de cebada, uno de los principales residuos de la industria cervecera. Con esta innovación, se busca mejorar la resistencia de los cultivos al estrés climático y, al mismo tiempo, abrir el camino a cervezas funcionales con propiedades benéficas para la salud.

“Queremos generar un bioestimulante para semillas que incremente la tolerancia de la cebada a la sequía y las altas temperaturas”, explicó la investigadora María Gabriela Guevara, directora del grupo de Bioquímica Vegetal del Instituto de Investigaciones Biológicas (CONICET-UNMDP). El trabajo se sostiene gracias a la colaboración entre instituciones académicas y empresas de Argentina, España, Dinamarca, Alemania e Italia, incluyendo a la Universidad Nacional de Mar del Plata y la cervecería Antares.
La clave está en el aprovechamiento del bagazo, que habitualmente se destina a alimento animal o a la producción de bioetanol. En este caso, se lo reutiliza para obtener granos de cebada biofortificados con selenio, un micronutriente fundamental para el sistema inmunológico cuya deficiencia afecta a una de cada siete personas en el mundo. Con esos granos, se prevé elaborar cervezas sin alcohol que no solo sean sostenibles, sino que también aporten un beneficio nutricional.