Después de que la secretaría de Turismo de la ciudad de Bariloche advirtiera que está preparada para recibir nuevamente viajes de egresados, siempre que las condiciones sanitarias lo permitan y la Nación lo autorice, las empresas de turismo estudiantil empezaron a organizar la agenda de los contingentes. Según estiman, si todo sale bien, las primeras salidas serán a partir del 18 o del 20 de agosto.
En el destino más buscado por los grupos que finalizan el secundario, los hoteles están disponibles, con los protocolos aprobados para empezar la temporada y las agencias tienen ya experiencia en el trabajo con los jóvenes y la necesidad de prevenir contagios.
Según los datos de la Encuesta de Coyuntura Hotelera, que se lleva adelante sin interrupciones desde 2006, sólo los hoteles estudiantiles emplean a un promedio de casi 600 personas por año, de las cuales una buena parte -casi el 60 por ciento- es personal asalariado permanente, y alrededor del 40 es temporario.
En 2020, tras la reactivación turística adaptada a la pandemia, el sector de alojamiento estudiantil empleó a casi 800 personas, superando el promedio de los últimos 14 años. Eso es sólo en términos de alojamiento, al que hay que sumar el impacto en la generación de puestos de trabajo en sectores como gastronomía, chocolaterías, discos, compañías de excursiones, turismo aventura y otros servicios comerciales.
Según la encuesta, los hoteles estudiantiles tienen en promedio la tasa de ocupación más alta a lo largo del año, con un 75 por ciento, seguido en un lejano segundo lugar por los alojamientos de 1 y 2 estrellas con un 55 por ciento, y con el resto de los estratos por debajo del 50.