El aniversario encuentra a familiares y sobrevivientes en pie, frente a una herida que no cierra.
Este viernes 18 de julio se cumplen 31 años del atentado a la sede de la AMIA en Buenos Aires, el ataque terrorista más cruento de la historia argentina. La bomba que estalló a las 9:53 de aquella mañana de 1994 dejó 85 muertos, más de 300 heridos y una marca indeleble en la memoria colectiva.
A más de tres décadas del hecho, la impunidad todavía reina: no hay condenas firmes ni responsables presos. El atentado fue atribuido a Hezbollah con apoyo de Irán, pero las maniobras de encubrimiento, las dilaciones judiciales y los intereses políticos han obstaculizado el acceso a la verdad.
En cada aniversario, familiares, sobrevivientes y organizaciones de derechos humanos renuevan su reclamo con una consigna que no se apaga: memoria activa. Con actos, intervenciones culturales, proyectos educativos y el acompañamiento de nuevas generaciones, mantienen viva la lucha por justicia y por una democracia que no tolere el olvido.