Los integrantes de la comisión directiva del Club Altos Hornos Zapla, están atravesando una época súper difícil producto de amenazas y agresiones recibidas por parte de la barra brava de su mismo club. El presidente, Marcelo Lizárraga, expresó, cómo se siente por esta situación, “Es muy feo ser noticia por esto, a uno le gustaría ser noticia por otras cosas como el deporte o por la institución”.
Además, relató cómo fue la última agresión que recibieron y en donde salió lastimado, “Estábamos afuera de la cancha de Los Perales, viendo el partido con tres personas más de la comisión desde un auto, iba el segundo tiempo cuando de repente recibo un golpe en la cara. No habíamos visto que venían, eran 5 o 6 personas, él que me dio el golpe de puño en el labio ya está identificado”.
Impotente, continúo narrando el terrible hecho que vivieron “A uno de mis compañeros lo empujaron y lo amenazaron de muerte diciendo que ‘Lo iban a buscar en su casa y lo iban a matar’. Esta persona está identificada y realicé la denuncia, lamentablemente es la 4 denuncia que le realizamos y las autoridades no actúan. Desconozco si le corresponde a la fiscalía o a la policía”.
Según destacó Lizárraga, al parecer, el responsable de los ataques y amenazas es siempre la misma persona, “En la primera ocasión, lo denuncié porque me había amenazado de muerte por haber descendido y después amenazó con un machete al DT Corrales y fue a amedrentar a Ragusa (DT del Club) con un cuchillo en el bolsillo en un hotel y es la misma persona que fue a apretarme a presidencia dentro del club con 4 o 5 personas más”.
“Me amenazó de muerte a mí y a mis hijos, sabe dónde vivo y también puso unas piedras detrás de mi auto marcando que ellos saben todo de nosotros. Es uno de los hinchas que se hace llamar ‘Los borrachos del mástil’, es de lo más chicos y lo peor, es que todo el mundo lo ubica”.
Al no contar con la protección policial ni siquiera pueden impedir que dicha persona ingrese al predio, “Firmamos con toda la comisión el derecho de admisión y la policía nos dijo que, si él va, que los llamemos, pero cuando los llamamos porque él va la policía no se hace presente”.
“No podemos decirle al guardia se ponga a discutir con 5 o 6 personas, tiene la orden de que, si lo insultan, lo agreden o quiere pasar de prepo que no se ponga a pelear porque lo que menos queremos es violencia”.
Para resumir la situación, Lizárraga expresó, “No podemos hacer nada, estamos atados de brazos”. Destacando que, lo que más le preocupa es, “La palabra no es miedo, pero si una intranquilidad permanente porque uno no puede andar por la calle sin saber que le va a pasar a uno o a mi familia, mi negocio y los mismos miembros de la comisión”.
Concluyó diciendo, “Es muy ingrato esto, uno entrega mucho tiempo ad honorem y esfuerzo, tanto de la comisión como el mío, para que además tengamos que andar preocupados y entregando energía en esto”.